MÚSICA

¡Hola querida Alma! 

De nuevo contigo para compartir experiencias y visiones de otros mundos, de otras esferas de conciencia; unas cercanas, otras alejadas de nuestra realidad. 

Deseo que hayas descansado y disfrutado mucho este verano. En el blog de hoy, encontrarás una experiencia personal con la Música de las Esferas Celestiales y recibirás un abrazo de los Ángeles y Arcángeles lleno de amor y dulzura. 

Gracias… ¡y un saludo! 

Fuera del cuerpo, un silencio abrumador lo inunda todo. 

En ese vacío de sonido, el alma se encuentra plena. No existe ninguna limitación u obstáculo para percibir lo importante. Sientes ligereza, liviandad. La expansión que se produce en tu interior te ancla a aquella realidad. El silencio que acompaña a nuestra alma en su recorrido a través de la existencia es natural y necesario. 

Por el contrario, el ruido es una vibración que distorsiona la frecuencia interior e interrumpe el normal funcionamiento energético y físico del ser. Aquí, en la Tierra, nos hemos acostumbrado a él. Un ruido es, la mayoría de las veces, ensordecedor y molesto; otras, es un zumbido soterrado, una vibración que apenas percibimos a través del oído pero que, al silenciarse, nos llena de alivio. 

Más allá de nuestra dimensión, el ruido no existe.  No es necesario. La conciencia habla, el alma se expresa y el corazón se proyecta en absoluto silencio. 

Sin embargo, en esos otros mundos, existe un sonido que, cuando aparece, es presagio de algo maravilloso. La Vida se abre paso continuamente en la Creación. Los Cuerpos Angélicos se encargan de insuflar el Aliento de Vida a través de una Melodía que solo Ellos conocen y saben manifestar. Al fin y al cabo, una de sus labores principales es la co-Creación de nuevos seres o de nuevos universos, con sus galaxias y sistemas. Ellos deben de estar presentes en la Creación de cualquier cosa, por muy pequeña que nos parezca, pues todo tiene vida, conciencia y luz.  

Cuando he sido invitada para presenciar el sagrado nacimiento de un ser, he tenido la oportunidad de ser testigo de cómo el silencio se transforma en Música. Cada ángel posee un sonido y una vibración única y característica. En esas ocasiones he visto como  miríadas de ángeles y arcángeles, querubines y serafines unidos en una sola voz, entonaban para cada Creación una melodía que, modulada y afinada, aportaba la propia Esencia Álmica del ser que se estaba gestando. Cada uno de los ángeles facilitaban dones y capacidades al nuevo ser.  

Cualquier alma puede acudir a presenciar un Nacimiento Espiritual sabiendo que su esencia será trascendida por los Acordes Celestiales. Cada ser lleva su propia mochila, sus efectos personales emocionales, que necesitan ser revisados y aceptados para poder evolucionar. En el momento en que los Cuerpos Angélicos se entregan a la Melodía Creadora, su halo lumínico atraviesa a los seres allí presentes para transformarlos.  

La Luz siempre nos abre paso en el camino espiritual.  

A mayor número de almas interesadas en acudir a esta ceremonia de Creación, más profunda será la transformación para cada una de ellas. 

La primera vez que asistí al Nacimiento de un Ser no sabía qué iba a ocurrir. Uno de mis Maestros me había acompañado hasta aquel Lugar y, como siempre, me dejé llevar confiada, sin preguntar. Observé que me encontraba en un espacio que yo percibía como infinito. Justo enfrente de nosotros, el Gran Espíritu1, se manifestaba como una inmensa nube suave, acogedora, que palpitaba. La Luz tenue, necesaria en aquellos instantes, nos facilitaba que lo viera todo con claridad. A mi derecha, los cuerpos angélicos comenzaron a brillar en multitud de colores; el blanco azulado prevalecía y se imponía. Un reflejo multicolor inundaba el espacio. Las esferas de conciencia de los Maestros junto a las de los Ángeles se hicieron visibles. Mi ser comenzó a percibir una vibración sostenida por ángeles y arcángeles. Con su canto alcanzaban notas desconocidas por el ser humano.  

La Música Celestial te envuelve y eleva.  

Los Sagrados Sonidos reverberaban y eran amplificados, cada nota penetraba en el ser y armonizaba, con destellos de luz dorada, los cuerpos sutiles. La Música, sabia y consciente, acariciaba el alma. Ríos de Éter fluían en ese momento y alcanzaban a todo lo que se encontraba a su paso. Transformaba el entorno. La Creación no es unidireccional, nada de lo que existe lo es, ni siquiera aquí en la Tierra, aunque lo hayamos aprendido así.  

Y los Maestros también “cantan” junto a los cuerpos angélicos, enhebrando con el Verbo Creador matices necesarios para ese nuevo ser, para que pueda manifestar su perfección absoluta. Su vibración “sorda” se percibe, como un bajo sostenido que cambia de nota por cada matiz insertado. 

Estas experiencias me transformaron por completo.

Cuando esto ocurre, las notas y vibraciones que fluyen de tu interior son proyectadas hacia el nuevo ser, que recibe una ínfima parte de ti. Así se genera entre ambos un vínculo eterno. En algún momento de la existencia se producirá un reencuentro y un reconocimiento entre las almas y la hermandad será inmediata. 

En la espiral creadora, el alma se deja llevar, la Sagrada Música penetra en cada alma con conciencia y busca conseguir para el ser un mayor conocimiento y discernimiento. ¡Qué importante es saber discernir!  

Nosotros somos un pueblo que se expresa artísticamente. Cantamos y bailamos. El arte es la sublime expresión de nuestra Alma, que grita y se desprende de miedos y limitaciones. Todo aquello que sabemos hacer bien, que disfrutamos y nos hace felices, es arte.  

Parecería inútil tener que recordar que existe  un toque divino en cada uno de nosotros. 

Los Músicos Celestiales han inspirado a infinidad de compositores en la Tierra para trascender nuestras almas  a una vibración muy elevada. Muchos de los estilos musicales conocidos nos aportan una frecuencia que nuestro ser energético necesita para desarrollarse. Encontramos en estos sonidos armonía y equilibrio interiores necesarios ahora mismo para la correcta evolución del alma. Por este motivo todos tenemos una preferencia musical que nos aporta felicidad y alegría. Desde otras esferas de conciencia más elevadas, nos instan, en estos momentos más que nunca, a disfrutar de la música,  del baile y del canto. 

***

  1. Menciono aquí al Gran Espíritu para dejar constancia de que en estos Actos de Amor profundos, la manifestación del Padre Celestial es absoluta. 

La alegría que me es transmitida desde estas otras esferas de conciencia se hace presente en mi vida, cada día. Espero que te llegue también e ilumine tu camino. 

La próxima semana Jadesh la Atlante continuará su narración acerca de su periplo por la nueva Tierra. 

Te deseo una feliz semana… ¡Un fuerte abrazo! 

Blog Despertar de Conciencia. Mª José Vázquez Uceda 

Para una semana de Luz y Calma interior.

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María José Vázquez

Y acompaño a personas que se encuentran en un Despertar de Conciencia

Mi misión es ayudarte a desarrollar tus capacidades, amplificar tu propio conocimiento y comprensión sobre la Vida a través de los Registros Akáshicos, Terapia Fractal

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